No sé si es sólo mi percepción o si en realidad es un sentir general. Mientras estuve estudiando el Máster de Profesorado de Secundaria, todos los días se nos recordaba en todas las asignaturas, que debe existir una motivación que nos ayude a aprender (lo que sea) y que lo más importante es que el aprendizaje, o la introducción y práctica de conceptos, gramática, vocabulario, etc. tenga lugar siempre en un contexto.
Es fácil, en el trato con adultos, ver que así es. Ellos mismos te lo piden. Te piden que les des un motivo por el cual sentir la necesidad de intercambiar información con un compañero; un motivo por el cual tener que hacer el mejor uso de todas las estrategias lingüísticas (y no lingüísticas) a su abasto, para poder llevar a cabo una tarea; y no tener que encomendarse a diálogos prediseñados y vacíos de significado para ellos. Yo les explico que, en su caso (en el mejor de los casos, son los típicos principiantes, que dieron inglés en el instituto, pero hace años que se olvidaron de él), a veces a hay que pasar primero por la práctica controlada, con lo cual también se aprende nuevo vocabulario. Y que sí, que yo tengo las mismas ganas que ellos de lanzarme a la piscina de lo desconocido (y digo piscina, porque no es nada en lo que un pueda ahogarse del todo) aunque sea para cometer errores, siempre que el cometido sea avanzar, avanzar y avanzar.

Siento un gran alivio de comprobar que la teoría no se queda en los libros, sino que al final se acaba materializando, al ver que todo lo que se nos enseñó era cierto.
Como bien he dicho, estos alumnos adultos me trasladaron sus inquietudes, pero y ¿qué pasa con los adolescentes? A estas alturas de la enseñanza, hay todavía quienes piensan que sólo quieren estar a sus cosas, y que las clases les dan igual. Muchos de ellos recurren a clases particulares o a centros de estudios en donde se les asesora en los deberes y a la hora de estudiar para los exámenes. Yo soy de las que considera que, si un idioma se aprende dentro de un contexto y por una razón (éste era el mantra que repetíamos al comienzo de cada semana durante el máster) no existe razón por la que estudiar. No digo que no haya que revisar el vocabulario tal vez, o conocer la estructura y formalismos de un determinado tipo de redacción. Pero si las clases integran las cuatro habilidades y, sobre todo, se centran en la comunicación y en el uso del idioma, no existiría la necesidad de estudiar. Es más, no debería existir ni el examen, pero bueno, eso ya es algo muy particular de cada profesor.
Si se me admite un consejo, leed, escuchad, escribid y hablad siempre que tengáis la oportunidad. Es normal que a uno se le quiten las ganas, si tiene que hacer todo esto según lo que manda el libro de texto. Pero id más allá: leed, escuchad, escribid y hablad sobre aquello que os interese. De esta manera, irán surgiendo con naturalidad todas las dudas que os asaltarán en el momento de un examen o, aún peor, de una conversación real con una persona que no entiende tu idioma y con la que sólo te puedes hacer entender en inglés.
No desistas con el inglés. Si sabes cómo tratarlo, al final le coges cariño. Y aquí hay Corrige tu Writing para lo que sea.
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